Crítica del primer capítulo de la temporada 2 de La casa del dragón

Han pasado casi dos años desde esa primera temporada de La casa del dragón, y la felicidad que sentí con tan solo los primeros minutos es un claro indicativo de lo que extrañaba este universo, de lo mucho que extrañaba Westeros.

Recapitulando, este inicio de temporada parece tener lugar solo unos días después de los eventos del final de la primera temporada, los cuales desencadenan todo lo que veremos en las próximas semanas, y lo que se pudo apreciar en este primer episodio.

Uno de los principales arcos argumentales a tomar en cuenta es que el rey Viserys Targaryen (Paddy Considine) ha muerto. Su consejo optó por ejercer traición y conspirar contra la corona, haciendo así que Aegon II (Tom Glynn-Carney) ascendiera al Trono de hierro, usurpando y violando el derecho de la heredera proclamada: la hija primogénita, Rhaenyra Targaryen (Emma D’Arcy).

Empezamos esta temporada con el hijo de Rhaenyra, Jacaerys (Harry Collet), que ha viajado al Norte para recordarle a Cregan Stark (Tom Taylor), señor de Winterfell, el juramento que se le hizo a su madre años atrás. Dicha reunión toma lugar en el imponente Muro, el cual los fieles fans de Game of Thrones recordarán con nostalgia. El señor de Winterfell acepta luchar en nombre de Rhaenyra ofreciendo mandar hombres en ese mismo instante, pero no sin antes recibir un cuervo con la noticia de que Lucerys (Elliot Grihault), hermano menor de Jacaerys, ha sido asesinado por Aemond Targaryen (Ewan Mitchell), siendo éste el momento en que el príncipe Velaryon se entera de la muerte de su hermano.

En Dragonstone, Rhaenyra se encuentra de luto. Su esposo, el príncipe canalla Daemon Targaryen (Matt Smith) prepara una dulce venganza para los que se encuentran en la capital, pero Rhaenys (Eve Best) le detiene, diciéndole que Rhaenyra necesita cerrar ese capítulo, y que necesita saber a ciencia cierta si su hijo murió en las cercanías de Storm’s End. Más adelante, Rhaenyra encuentra el ala de Arrax, el dragón de Lucerys, y unos restos de ropa que no hacen nada más que destrozar emocionalmente a la reina y hacerla romper en llanto.

Theo Whiteman / HBO

Mientras tanto, Rhaenys y su esposo Corlys Velaryon (Steve Toussaint) mantienen un bloqueo aéreo y naval de la zona para proteger tanto Dragonstone como Driftmark, negando cualquier abastecimiento que la capital quiera concretar en estos tiempos de guerra. Dicho bloqueo es importante porque nos da una reintroducción a un personaje que desencadenará uno de los actos más brutales de toda «Canción de hielo y fuego», pero no me voy a adelantar…

¿Recuerdan la trama en la que Corlys salió a batallar con la Triarquia y luego terminó herido de gravedad? Resulta que fue rescatado por Alyn (Abubakar Salim), un personaje que, sin soltar spoilers, tiene un rol importante en el futuro.

En la capital, el rey Aegon II es tan indigno de su papel que no solo no entiende de economía ni política medieval, sino que tampoco intenta ser un buen padre, ya que no puede ni diferenciar a sus hijos. Callback que será pagado a finales del capítulo, pero no nos adelantemos. El rey busca a su hijo Jahaerys, ya que por palabras de él mismo ,»será rey algún día«. Así que quiere que asista al Consejo. En dicho Consejo, nos enteramos de quiénes han jurado lealtad al rey Aegon II: los Baratheons, los Lannisters y por supuesto, los Hightowers.

Mientras estamos en la capital, somos testigos de cómo varios personajes quieren lidiar con esta guerra: Aemond quiere un camino más directo e ir castillo por castillo con su dragona; Vhagar, a reclamar la lealtad para su hermano; Otto Hightower (Rhys Ifans) quiere ir por la vía política y enviar los cuervos necesarios a las casas que sean para que le juren la lealtad a su nieto; y después está la reina verde, Alicent (Olivia Cooke), que de alguna manera en este mundo medieval ha sido dejada en visto por Rhaenyra, ya que esta última no le ha respondido sus cartas (y con toda la razón).

Les había mencionado que habían impuesto un bloqueo naval en las afueras de la capital y es gracias a dicho bloqueo que nos reintroducen a Mysaria o ‘El Gusano Blanco’ (Sonoya Mizuno), ya que es capturada en uno de los barcos confiscados por los Velaryon. Daemon inmediatamente se entera de esto y le ofrece su libertad a cambio de información. Usando su larga red de espías de Kings Landing, ella le da el nombre de un guardia de la ciudad que detesta a los Hightowers y de un exterminador de ratas que conoce las inmediaciones de la Fortaleza Roja como si fuera su propio miembro. En el libro «Fire and Blood» a estos dos se los conoce solo por esa noche como «Sangre y Queso». Son unos hombres desalmados, contratados para matar a Aemond Targaryen, o en el caso de no encontrarlo, «Hijo por hijo», la cual es quizá una de las frases más infames del príncipe Daemon.

Yendo por los túneles que había mandado a construir el rey Maegor, el despiadado par termina en los aposentos de la reina Helaena Targaryen (Phia Saban), quién está desprotegida y con sus hijos en sus respectivas camas. Queso le pregunta a la reina «¿Cuál es el varón?«, a lo cual ella responde sin titubear, señalándolo con confusión y temeor, lo cual nos lleva a ver cómo el par se acerca a la cuna del pequeño, resultando en un plano secuencia con travelling de la reina huyendo con su hija, no sin antes escuchar el perturbador sonido del infante siendo decapitado. Toda esta tensión que siente el espectador finalmente se rompe cuando Helaena, sin pensarlo, irrumpe en la habitación de su madre, quien está teniendo relaciones sexuales con Criston Cole (Fabien Frankel), el muy honorable guardia real, que claramente no estaba haciendo su trabajo.

Será interesante ver cómo manejan este pequeño detalle en su personaje, ya que esta tragedia ocurrió bajo sus narices y la culpa lo ha de comer vivo, y no solo a él, también a la siempre pura reina verde. ¡Ahhhhhhhhhhh! ¡Esto se va a descontrolar!

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