Benjamin Franklin (Serie de TV) – Crítica

Michael Douglas es Benjamin Franklin.

Benjamin Franklin, intepretado por Michael Douglas

Franklin (o Benjamin Franklin en España) es la nueva serie de Apple TV+ protagonizada por Michael Douglas, quien en esta ocasión interpreta al descubridor de la electricidad (gracias a su experimento sobre el vuelo de la cometa en 1752) y uno de los padres fundadores de los Estados Unidos de América (al que casi todos conocemos por ser la cara en los billetes de cien dólares americanos).

Pero la historia de este icónico personaje histórico, cuya contribución al mundo podría decirse que es similar en impacto a la de J. Robert Oppenheimer de la película de Christopher Nolan, no es aquello en lo que se centra la serie. Al adaptar la vida de Benjamin Franklin, uno podría tomar muchas vías porque, aun habiendo vivido en el siglo XVIII, lo cierto es que, por sus variados intereses y actividades, entre las que se incluyen la invención de el pararrayos, las lentes bifocales, la armónica de cristal y la estufa, así como su participación en la redacción y firma de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos (4 de julio de 1776), es obvio que era un hombre renacentista.

Y por ese motivo, lo que algunos podrían haber imaginado como una serie sobre el descubrimiento de la electricidad o sobre la fundación de Estados Unidos, es en realidad una serie de intrigas políticas, al más puro estilo de Juego de Tronos, con la ventaja añadida de que estos hechos ocurrieron de verdad.

Las intrigas de esta serie no tienen nada que envidiar a las de Juego de Tronos

La serie empieza en 1776 en Francia, a donde Franklin, en medio de la Guerra de Independencia Americana (1775-1783), tuvo que ir en misión diplomática clandestina para solicitar ayuda de los franceses en la lucha de los estadounidenses para independizarse de los ingleses, y está basada en el libro de Stacy Schiff “A Great Improvisation: Franklin, France, and the Birth of America” y adaptada por Kirk Ellis (quien ya hizo una serie sobre otro fundador de los EEUU: John Adams para HBO).

La serie nos lleva a la Francia de 1776, cuando Franklin fue a pedir ayuda en la Guerra de Independencia Americana (1775-1783)

El protagonista, Ben Franklin, es bellamente interpretado por Michael Douglas en lo que es para él un papel único al final de una carrera en la que los personajes históricos apenas han formado parte de sus créditos (exceptuando la maravillosa Resplandor en la oscuridad de 1992); y el resto del reparto lo completan un conjunto de actores, tanto americanos, como ingleses y franceses, cuyos acentos, falta de conocimientos del lenguaje y cambios de idioma al comunicarse se aprovechan fantásticamente en la versión original.

Pero esta variedad de nacionalidades en los actores no impide que sus interpretaciones sean excelentes, destacando por importancia los personajes a los que dan vida algunos conocidos como Noah Jupe (A Quiet Place) como Temple Franklin, el nieto del protagonista, y Ludivine Sagnier (a quien conocemos de las series Lupin y The Young Pope) interpretando a Madame Brillon.

Benjamin Franklin (Douglas) y Temple Franklin (Noah Jupe) tras su llegada clandestina a Francia

La ejecución de la serie, junto con las interpretaciones, es sin duda, muy cercana a lo que veríamos en un largometraje para la gran pantalla. Desde la puesta en escena, realizada con planos algo menos cerrados de lo habitual en series de televisión, hasta la utilización de un formato panorámico, contribuyen con gran efecto a construir la sensación de estar viendo algo más que un simple producto para la pequeña pantalla.

La puesta en escena y ejecución es elegante y propia de un largometraje

Y a esto hay que sumarle una muy inteligente utilización de los títulos de crédito, los cuales no sólo sirven para representar qué serie estamos viendo, sino que además juegan a contextualizar con mucho detalle y sorna el contexto mundial de la época, así como los acontecimientos específicos que se van a ver. Para crearlos, se puede percibir que hubo un alto nivel de planificación que pocas veces llegamos a ver en esta era dorada de las series de televisión, situándose a la par con muchos de los mejores créditos iniciales, incluyendo no sólo los de series sino también los de películas con créditos tan icónicos como las de Bond o Hitchcock.

Eso sí, si hay una pega que ponerle a la serie es precisamente, en ese apartado estético que tanto elogio merece, pues peca del mismo error que la mayoría de obras de época están pecando últimamente, el filtro azul, tan inapropiado como el amarillo que Hollywood emplea al representar México.

Temple Franklin (Noah Jupe) en una de esas escenas iluminadas por el sol que sufren del abuso del filtro azul

Como ya ocurría con Napoleón (Ridley Scott, 2023), All Quiet on the Western Front (Edward Berger, 2022) o The Last Duel (Ridley Scott, 2022), la serie lleva la paleta de tonos a los azules cada vez que se quiere representar un ambiente dramático o de guerra en aquellos momentos en los que la fuente de luz es el sol, lo que rompe totalmente con la verosimilitud, ya que un día nublado no tiene esos colores, y además, en muchas ocasiones, estropea el diseño de vestuario y de arte, que trata de ser históricamente representativo tanto en forma como en colores, para luego ser destruido totalmente por el filtro.

Por lo demás, la serie brilla gracias a las ya mencionadas interpretaciones de sus personajes, a su dirección ejecutada con elegancia y a disponer de unos guiones que destacan por encima de muchos productos que, durante los últimos años, han sido vendidos como el nuevo Juego de Tronos para luego quedarse muy cortos.

Si todo lo dicho despierta el interés en verla, su estreno será el día 12 de abril con un doble capítulo antes de lanzarse al estreno semanal que, aunque a muchos les pese, ha vuelto para quedarse.

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